Cuando descubrieron arsénico en el agua...

Viernes 30 de julio de 2004 | Publicado en edición impresa
Sorprende la proliferación de enfermedades vinculadas con el tóxico

Los chicos hallaron arsénico en el agua de Carlos Casares


Contiene altos índices del elemento

CARLOS CASARES.- La comunidad de este pueblo, a 320 kilómetros de la Capital Federal, está movilizada. Hace tiempo que los casos de cáncer, esclerosis múltiple y extrañas afecciones de la piel preocupan a médicos y farmacéuticos, y tendrían que ver con el nivel de arsénico en el agua de red.
Pero fue un puñado de alumnos de nivel polimodal el que puso el tema sobre el tapete, tras una investigación de meses. La contaminación en Carlos Casares, intensificada por la sobreexplotación de los pozos, ya no es invisible. Médicos, maestras, científicos y vecinos se reúnen e intercambian experiencias, contactos e información. El puntapié inicial lo dieron los entonces alumnos de 2° año de polimodal -de la Escuela de Educación Media 203- que investigaron el tema y lo llevaron a las primeras planas de los diarios.
Son una veintena de jóvenes de 17 años que, en 2003, se alzaron con un premio en el concurso "Periodistas por un día", organizado por el Ministerio de Educación. Pasaron meses indagando sobre el estado del agua, consultaron a médicos y farmacéuticos, y encargaron análisis químicos a laboratorios.
Observa Micaela Gil, una de las integrantes del grupo: "Cuando empezamos la investigación, nadie nos daba bolilla; ahora hay mucha gente que nos apoya". Expertos de la cátedra de Toxicología y Medicina Legal de la Universidad de Buenos Aires estudiarán muestras de cabello y orina de 200 pacientes casarenses, para determinar si la correlación existe.
Los vecinos están convencidos de que la culpa la tiene el agua. No la de los pozos, sino la de la red pública: contiene un alto nivel de arsénico, el veneno con el que antiguamente se mataba a los reyes. Ocurre que el nivel promedio de arsénico en el agua (0,10 miligramos por litro) duplica el establecido por la legislación nacional (0,05 mg/l) y es cinco veces superior al recomendado por la Organización Mundial de la Salud (0,02 mg/l).

LOS DISCRIMINA EL BOLSILLO

Muchos optan por tomar sólo agua envasada, pero no todos pueden pagarla. El problema lleva años, a pesar de las medidas tomadas por la empresa estatal que presta el servicio, Aguas Bonaerenses SA (ABSA), y por el ente que controla la calidad del agua, el Organismo Regulador de Aguas Bonaerense (ORAB) (ver aparte). En ABSA, aseguran que la concentración del tóxico en el agua está disminuyendo y que el tema quedará solucionado con obras que culminarán en 2005, con un crédito del gobierno provincial.
El responsable de fiscalización sanitaria de Salud provincial, Ignacio Gil Miranda, consideró que, en primer lugar, es necesario un cambio en la legislación para aunar criterios sobre la potabilidad del agua.
El problema también afecta los partidos de Pehuajó y 9 de Julio (donde están los pozos que abastecen de agua supuestamente potable a toda la región), cuyos intendentes hicieron saber a LA NACION su preocupación por el tema. "Le hemos pedido a ABSA una solución rápida, porque se está pagando por un servicio cuando en realidad no tenemos agua potable", se lamentó Omar Foglia (UCR), jefe comunal de Carlos Casares.
"Hay una población clase A, que puede comprar agua envasada, y una población B, que no y lamentablemente consume el agua de la canilla", agregó. Médicos y farmacéuticos se preocuparon al observar en sus consultorios y comercios una alta incidencia de afecciones poco comunes. "Es infernal", dijo Roberto Byrne, cirujano del hospital, que asesoró a los alumnos en su pesquisa e impulsó una estadística de casos locales.
Según los datos provisionales reunidos por Byrne y colegas, el 70% de los casos de cáncer en Carlos Casares se da en menores de 45 años, una tasa muy diferente de la nacional. Para organismos internacionales de salud, el arsénico es uno de los elementos más cancerígenos que se conocen.

QUÉ PROVOCA EL ARSÉNICO

Abundan las afecciones de la piel y, además, "hay 19 casos de esclerosis múltiple en una población de 20.000 habitantes: cinco veces más que lo que indican los libros", precisa Pedro Mayola, del Colegio de Farmacéuticos local. Algunos profesionales creen que el tóxico estaría provocando abortos sin causa y embarazos fallidos.
Lidia Villar, de 62 años, es una de las víctimas de la ola de enfermedades extrañas que se abatió sobre el pueblo. Hace cinco años, la piel de sus pies comenzó a agrietarse y sangraba. Luego, también sus manos. Los médicos le dijeron que la causa más probable de su hiperqueratosis palmoplantar era el arsénico que entraba en su organismo con el agua y se concentraba en piel, uñas y cabello.

LO ENCONTRARON HASTA EN UNA CANILLA DEL HOSPITAL

CARLOS CASARES (De un enviado especial).- Dos exámenes recientes, uno a cargo del Instituto Superior Experimental de Tecnología Alimentaria (Iseta), que también analiza periódicamente el agua de los pozos de 9 de Julio para informar sobre su estado al ORAB, y otro realizado por el Laboratorio de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), hallaron valores de entre 0,11 y 0,13 mg/l en el agua de distintas canillas casarenses, una de ellas... en el hospital local.
Según análisis químicos realizados por distintos laboratorios, el agua que beben los vecinos de este lugar no es potable, debido al alto nivel de arsénico en su composición, que supera ampliamente el máximo fijado por el Código Alimentario Argentino (0,05 mg/l) y el nivel considerado recomendable por la Organización Mundial de la Salud (entre 0,01 y 0,02 mg/l).
También excede el límite impuesto por la legislación provincial, aunque una comisión conformada recientemente trabaja en un nuevo marco regulatorio.
El ORAB apercibió a la empresa de esa situación en abril, aunque no la sancionó porque el exceso registrado "no es tan grande como para poner en peligro la salud de la población", según Heriberto Jáuregui Lorda, vicepresidente a cargo del ente.
Consultado por LA NACION, Luis Volpi, gerente de operaciones, calidad e ingeniería de ABSA, admitió que los análisis realizados por la empresa también reflejaron valores por encima de los permitidos, pero atribuyó el fenómeno al exceso de demanda de agua durante el verano.
Para mediados de 2005, la empresa espera bajar esos niveles con la construcción de una planta de abatimiento de arsénico que dejó inconclusa la concesionaria anterior, Azurix. El marco regulatorio del servicio está siendo reformulado por una Comisión Permanente creada por el gobernador Felipe Solá, para fijar nuevas normas de potabilidad para las aguas en las distintas regiones. 


Por Sebastián Lalaurette 
Enviado especial